“El futuro de los poetas depende de si estás o no estás en el canon… Si estás, te llueven todos los reconocimientos. Si no salen mil entradas en google, no existes, mejor dedicarse a criar rosas o patatas, según los gustos”


- Con la que está cayendo sobre el mundo, ¿hay lugar para la poesía?

- Yo no sé si hay lugar, pero aquí cada loco con su tema, que se decía en mi pueblo (¿o era cada tonto?) La cosa es que cuando necesitas escribir, escribes, no sé si porque te gusta, porque lo necesitas o porque crees, tontamente, que puedes aportar algo nuevo.  
Quizá la poesía sea mostrar el suceso, no el objeto; recoger y acompasar el dolor, porque el gozo no necesita acompañamiento. No el dolor en abstracto, sino el de este muchacho concreto que no puede respirar, que se asfixia aquí, a mi lado. Y hacerlo no desde el bloque hierático y pesado de las palabras anquilosadas por el uso, sino recogiéndolas amorosamente, las palabras, y dándoles nueva vida.

- En todo caso, ¿qué futuro aguarda a los poetas?

- El de siempre: soledad, soledad salpicada de migajas de glamour, que es eso que sentimos al presentar un libro, al conectar con el público en un recital, al dedicar diez libros en una caseta de feria…  
Si nos ponemos serios, o si miramos en internet, parece que hoy existen más lectores de poesía que hace 20 ó 30 años; también hay más poetas. Supongo varias cosas: que hay más estudiantes en las universidades, que la gente está muy sola y que la gente quiere más experiencias: si se topa con la poesía y la poesía les mola, ahí se enrollan, al menos por un tiempo. Pero eso sí, todo el mundo es lector y actor, y como consecuencia autor.  
El futuro de los poetas depende de si estás o no estás en el canon, por ejemplo el de los Mil años de poesía española de Francisco Rico. Si estás, te llueven todos los reconocimientos: el premio nacional, el de la crítica, el Reina Sofía, el de las Letras… Si no salen mil entradas en google no existes, mejor dedicarse a criar rosas o patatas, según los gustos.