"Ahora mismo hay muchas mujeres, bastantes de ellas buenas, escribiendo, pero ni en las reseñas, ni en los jurados, ni en los premios, ni en el prestigio hay un correlato justo"


- Se ha hablado mucho, y a veces de manera deficiente, de poesía femenina y de poesía escrita por mujeres, pero ¿dónde está el sitio de la mujer en la literatura y qué ha aportado, en definitiva, al discurso literario?

- ¿Pero de verdad tú crees que tiene un sitio? Ahora mismo hay muchas mujeres, bastantes de ellas buenas, escribiendo, pero ni en las reseñas, ni en los jurados, ni en los premios, ni en el prestigio hay un correlato justo. 
De la literatura nos atrae lo exótico, lo nuevo, lo que viene de lejos. Pues eso. Las mujeres, su forma de vida, su mirada… es lo mejor que podemos aportar, porque venimos de los márgenes, en todos los sentidos. Lo que se sale de lo común-masculino, los personajes secundarios, lo genealógico, que hemos visto y aprendido en nuestra madre, en nuestras abuelas, en las diosas de culturas arcaicas, en las mujeres o artistas que admiramos… Eso mismo que podemos aportar es lo que toda mujer, escritora o poeta, ha aportado, con un plus: el compromiso y la dialéctica de/por sus semejantes, las mujeres, la cultura, la educación, la naturaleza, el mundo de la infancia… Y el decir en libertad, sin moralidades impuestas ni preconcebidas, porque la literatura, como el arte, carece de límites, incluso de los del propio cuerpo.

- A la luz de la polémica suscitada por los derechos de autor, los cánones reprográficos y la ley de economía sostenible que se nos viene encima, hay quien piensa que la literatura está corriendo el riesgo de convertirse en uno de tantos productos del mercado, sujeto a sus exigencias pero absolutamente vacío, ¿ya no es la poesía un arma cargada de futuro?

- Pues sí, la literatura será mercado, si el capitalismo no cae y lo remedia. Pero la poesía quizá no, porque un solo libro de poesía da para muchas tarde de lectura, por eso con una docena de libros de poesía tenemos para muchos días, y a los editores y libreros no les interesa, estamos en la cultura del usar y tirar. La poesía es la mirada, la vivencia o el sueño de lo individual, en lo vital y en lo lingüístico, y quizá estemos sedientos de eso, de experiencias individuales, que nos salvan de lo colectivo uniforme. Esa es el arma.